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lunes, 22 de agosto de 2011

Emociones, cognición y comportamiento humano

Entrevista sobre las emociones y su relación con la cognición y acción humana. 



*Entrevista: Antonio Damasio, Director del Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California

Debe ser uno de los pocos sabios renacentistas que aún quedan sobre la Tierra. El año pasado, este neurólogo portugués afincado en Estados Unidos recibió el último Premio Príncipe de Asturias de Ciencia por sus innovadoras contribuciones a la comprensión neurológica del cerebro, las emociones y el comportamiento del ser humano. Sin embargo, Damasio no es uno de esos científicos que sólo sabe de microscopios y tubos de ensayo, padeciendo esa forma de ceguera que Ortega y Gasset llamaba «la barbarie del especialista». Muy al contrario, es un hombre cuya ciencia se nutre del pensamiento de los grandes filósofos, como bien reflejan los títulos de sus dos obras más conocidas: El Error de Descartes y En Busca de Spinoza (ed. Crítica).

Durante décadas, Antonio Damasio se ha dedicado a bucear entre las neuronas del Homo sapiens, y ha llegado a la conclusión de que es imposible comprender a esos extraños bípedos que somos los humanos sin analizar a fondo las raíces cerebrales del miedo, la alegría, la tristeza, el orgullo, la vergüenza y todo el amplio repertorio sentimental de nuestra especie. Damasio ha sido el gran pionero en la exploración del territorio emocional del cerebro, y su influencia en todo pensamiento, decisión y acción del ser humano. De todo ello ha venido a hablar esta semana en Madrid este gran neurólogo de mirada penetrante, invitado por la Fundación Santander Central Hispano dentro de su ciclo de conferencias, Los Enigmas de la Ciencia.

PREGUNTA.- ¿Por qué son las emociones tan importantes para comprender el comportamiento del ser humano?

RESPUESTA.- Toda decisión humana es un producto tanto de mecanismos emocionales como de procesos cognitivos. En las especies que nos precedieron, los primeros razonamientos fueron emocionales. Cuando un animal huye de una amenaza, toma esta decisión basándose en un mecanismo emocional: el miedo que le produce un depredador, por ejemplo. Y también en el caso de los seres humanos, las emociones son componentes fundamentales en la toma de decisiones. Están ahí para ayudarnos a hacer o dejar de hacer algo. Por ejemplo, las decisiones que voy tomando yo ahora mismo sobre cómo voy a contestar a sus preguntas no son puramente racionales ni puramente emocionales, sino que son el producto de un proceso entremezclado de sentimientos -basados en recuerdos de experiencias anteriores- y razonamientos.

P.- Desde este punto de vista, ¿cree que la clave de una buena educación es moldear adecuadamente las emociones de un niño?

R.- Es evidente que hay algunas emociones que son fundamentales para lograr el tipo de comportamientos sociales que consideramos más beneficiosos. Por ejemplo, la compasión, la vergüenza, el orgullo, la admiración por las acciones virtuosas... Desde muy pronto, los niños expresan estas emociones, y un objetivo fundamental de la educación es canalizarlas para lograr que las reacciones sean las más adecuadas para la convivencia social. Es decir, que surja la compasión cuando se ve a otros sufrir, que se sienta vergüenza tras actuar de forma incorrecta, etcétera. La educación debe moldear todas estas emociones de forma que favorezca el buen comportamiento, y una de las claves para este proceso de aprendizaje es la recompensa y el castigo, que estimulan ciertos comportamientos y coartan otros. En resumen, el núcleo de todo el sistema emocional de nuestro cerebro es el palo y la zanahoria.

P.- ¿Hasta qué punto cree que la inteligencia es un potencial innato que la naturaleza no distribuye de forma equitativa?

R.- Es evidente que existen ciertas aptitudes innatas. Basta pensar en el talento musical de Mozart, que evidentemente tenía un oído y una capacidad excepcional para la música. Pero al mismo tiempo, es evidente que ese talento potencial no hubiera servido para nada si Mozart no hubiera sido expuesto desde que era muy pequeño a un ambiente musical que estimuló y fomentó sus habilidades. Doy este ejemplo para enfatizar que aunque, hasta cierto punto, algunas aptitudes cognitivas tengan una dimensión innata, es igual de crucial que exista un entorno en la que puedan desarrollarse.

P.- La zoología y la etología nos sorprende continuamente con hallazgos sobre las impresionantes similitudes entre los humanos y otros animales, sobre todo los primates. Para usted, ¿qué es lo que define la especificidad del cerebro humano, la clave que nos diferencia de otras especies?

R.- Son varias cosas las que nos diferencian de forma clara. En primer lugar, la enorme capacidad de nuestra memoria. Ninguna otra especie tiene una capacidad tan grande para retener vivencias y, sobre todo, recuerdos concretos. En segundo lugar, nuestra capacidad para el lenguaje, y la forma en la que podemos usarlo para nombrar y clasificar toda clase de cosas. Y luego está quizás lo más importante, que es nuestra forma de mirar al pasado y plantearnos los posibles futuros que nos esperan. Otras especies pueden tener recuerdos del pasado, pero con una capacidad de retención muy inferior a la nuestra, pero además lo que nos caracteriza a los humanos es que continuamente estamos haciendo planes para el futuro, ya sea para las próximas horas, días, meses, años y hasta el final de nuestras vidas. Esto es lo que yo llamo el futuro anticipado, y es algo que nos define exclusivamente a los humanos. A raíz de esta capacidad, continuamente estamos comparando el presente con el pasado y con posibles futuros, y esto es lo que nos hace sentirnos miserables cuando pensamos que hemos fracasado, y felices cuando sentimos que hemos triunfado. Esta es una de las grandes claves del dolor y el placer en el ser humano: las comparaciones que hacemos entre lo que fuimos, lo que somos y lo que querríamos ser. Quizás tenemos genomas muy parecidos a los de los chimpancés, pero es evidente que hay mucho que nos diferencia gracias a nuestra extraordinaria capacidad para la memoria y el lenguaje.

P.- ¿Cree que un ordenador podrá replicar el funcionamiento del cerebro humano?

R.- Si lo hiciera, tendría que replicar el sistema emocional de recompensas y castigos. Un ordenador actual puede replicar ciertos sistemas cognitivos humanos, pero no puede reproducir emociones humanas. Es decir, ¡no sufre! Sólo los sistema vivos puedan enfermar, sufrir y morir. A un ordenador puedes cargártelo de un martillazo, pero no puedes torturarlo o matarlo.


Actividad de análisis sobre textos de Apoyo a la clase. Desarrolla en tu cuaderno.

a.-Indica qué relación se establece entre la dimensión cognitiva del ser humano y su
 dimensión afectiva o emocional. Ilustra tal explicación con un ejemplo.


 
b.-¿Qué opinión tienes respecto de lo que indica Damasio sobre moldear las emociones desde el castigo y la recompensa como una forma educativa de lograr la convivencia social? ¿Surgen para ti otras formas de moldear las emociones? Explica la reflexión que hacen al respecto.

 
c.-A modo de síntesis qué define al homo sapiens en la visión de este neurólogo, considerando las dimensiones que constituyen la naturaleza humana. Esboza una definición de ser humano que sintetice las consideraciones del autor y tu propia mirada. Fortalece tu descripción con un ejemplo.



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